La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska decidió galardonar con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2010 a Robert G. Edwards, "por el desarrollo de la fertilización in vitro".
Sus logros han hecho posible tratar la infertilidad, una condición médica que afecta a gran parte de la humanidad, incluyendo al 10% de todas las parejas del mundo.
Actualmente tal vez no parezca especialmente notable la fertilización in vitro, pero cerca de cuatro millones de bebés han nacido gracias a este procedimiento.
Hoy en día se ha convertido en una técnica familiar y, para muchos, una opción fácilmente accesible cuando existen problemas médicos para concebir un hijo.
La idea de promover una nueva vida permitiendo que el esperma y el óvulo se encuentren en el ambiente controlado de un laboratorio es algo en lo que ahora podemos contar, pero no siempre fue así.
En los 50, cuando el Prof. Edwards tuvo su visión de ayudar a que parejas sin hijos pudieran concebir mediante la fertilización de los óvulos de las madres fuera de su cuerpo y luego colocarlos en el útero, se sabía relativamente poco acerca de embriología humana.
Aunque la fertilización in vitro había sido probada en otras especies bajo ciertas circunstancias, se descubrió que el ciclo reproductivo humano es muy diferente al de otros mamíferos.
Antes de realizar la hazaña de la fertilización in vitro, Edwards tuvo que determinar en qué momento pueden ser fertilizados los óvulos humanos, qué sustancias controlan su progreso durante su ciclo vital y qué condiciones producen un esperma que pueda fertilizarlos.
En el proceso, descubrió mucho de lo que hoy sabemos sobre la reproducción humana. Parecía que su trabajo tendría éxito durante su primera demostración de fertilización humana en 1969, pero esos óvulos fertilizados nunca pasaron de una sola división celular.
Buscando una fuente alternativa de óvulos humanos, Edwards hizo equipo con el ginecólogo Patrick Steptoe, cuyos experimentos con la nueva técnica de laparoscopía le permitían extraer óvulos directamente de los ovarios femeninos.
Con esta mejora, los huevos fertilizados en el laboratorio se reproducían mejor, dividiéndose varias veces. Sin embargo, al mismo tiempo surgieron otros problemas.
En 1971, en medio del rechazo social a su investigación, el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido decidió dejar patrocinar el trabajo de Edwards y Steptoe.
El proyecto fue rescatado por fondos privados y, en 1978, más de dos décadas después de la primera visión de Edwards, nació en el hospital General Oldham del Reino Unido Louise Brown, la primera "bebé de tubo de ensayo", famosa mundialmente.
Dos años después, Edwards y Steptoe fundaron el primer centro en el mundo para tratamientos de fertilización in vitro, la Clínica Bourn Hall cerca de Cambridge, Reino Unido.
La técnica descubierta por ellos se extendió ampliamente. Para 1986, ya habían ocurrido 2,000 nacimientos, la mitad de ellos resultado de su trabajo en dicha clínica.
Robert G. Edwards nació en Manchester, Inglaterra y tiene 85 años. Después de su servicio militar en la II Guerra Mundial, estudió Biología en la Universidad de Gales en Bangor y la Universidad de Edinburgo en Escocia, donde recibió su doctorado con una tesis sbre el desarollo embrionario en ratones.
Fue científico del Instituto Nacional para Investigación Medica de Londres en 1958 e inició sus experimentos en el proceso de fertilización humana.
Desde 1963, trabajó en Cambridge, primero en su universidad y despué en su propia clínica. También fue editor de varias revistas científicas en el área de fertilización. Actualmente, Robert Edwards es profesor emérito en la Universidad de Cambridge.
Patrick Steptoe murió en 1988, tristemente demasiado pronto para ver crecer a los bebés de esa primera generación in vitro, que llegaron a la edad adulta con una excelente salud, gracias a la seguridad del procedimiento.
32 años después de aquel primer nacimiento gracias a la fecundación in vitro, los cuatro millones de bebés concebidos de la misma manera tienen mucho qué celebrar con este Premio Nobel.
Patrick Steptoe no pudo recibir conjuntamente con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina con Robert G. Edwards, porque el galardón sólo puede ser entregado en vida.